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"Calor extremo o frío helado: la lucha climática que nos enfrenta"

Gerard Farrés rememora dos momentos escalofriantes, así como la figura de su amigo Enric Martí, quien sucumbió a un golpe de calor, deambulando entre las dunas.

Mi vivencia más intensa en el Dakar, sin duda, sucedió en 2014. Fue la famosa etapa en la que se me quemó el motor en medio de uno de los desiertos más extremos, en Tucumán, en Argentina. Estábamos a 50 grados. Yo estaba hundido por la tristeza de perder mis opciones y después de cinco o seis horas sin que llegara ayuda, ya cuando estaba sin agua y bastante jodido escuché unos gritos detrás de unas dunas... -algo que ya de por sí es un pequeño milagro-. Fui y me encontré a una persona en calzoncillos gritando “¡Papá, papá, papá!”. Era Enric Martí, que había perdido la cabeza por un golpe de calor. Por suerte pude auxiliarlo y ayudarle a salir de aquella… porque a saber qué hubiese pasado si no nos encontramos. 

De hecho, cerca de allí a un belga le pasó algo parecido. Le dio un golpe de calor, se puso a andar sin rumbo y lo encontraron tres días después muerto. Enric estaba en ese punto, de que no sabía ni quien era. Por suerte yo estaba allí.